La Virgen del huso, Leonardo da Vinci |
Cuando uno es un genio y tiene una vida ajetreada, como es el caso de Leonardo da Vinci, es fácil asumir que también su producción artística ha sido objeto de vicisitudes varias. Además del conocido robo de la Gioconda ya descrito en este blog [ver entrada de 24-2-2017], otras obras de Leonardo fueron objeto de saqueos, tráfico y daños. Veamos algunos ejemplos...
Existen varias copias en manos de coleccionistas privados del original de Leonardo, hoy desaparecido, la Virgen del huso. Las copias son atribuidas al taller de Leonardo, sin que pueda descartarse la participación del maestro en su elaboración, por lo que son obras apreciadas y valiosas. Una de ellas se encontraba en el castillo de Drumlanrig (al sur de Escocia), propiedad del Duque de Buccleuch. El 27 de agosto de 2003, aprovechando una visita guiada por el castillo, dos individuos inmovilizaron a una empleada y descolgaron la pintura, dándose a la fuga en un vehículo que les esperaba en la salida. La obra no fue recuperada hasta octubre de 2007 en Glasgow, donde los ladrones (ingleses y escoceses) pretendían obtener una recompensa a cambio de su devolución. Hoy en día se expone en préstamo en la National Gallery de Escocia. En los años en los que estuvo desaparecida, el FBI la incluyó en la lista de los 10 objetos de arte más buscados del mundo.
San Jerónimo, Leonardo da Vinci |
El San Jerónimo de da Vinci, un óleo sobre tabla inacabado, sufrió un curioso periplo. Tras pasar por varios propietarios, llegó a manos del Cardenal Fesch, a la sazón tío de Napoleón, quien la adquirió dividida en dos partes: el cuadro había sido cortado, aprovechándose una de las partes como banqueta de trabajo de un zapatero, y la otra como tapa de un cofre. Afortunadamente, la obra pudo ser restaurada, pero un atento examen de la tabla revela a simple vista los estragos sufridos por el corte.
Códice de da Vinci |
Tras la muerte de Leonardo en 1519, la práctica totalidad de sus innumerables manuscritos son heredados por Francesco Melzi. A partir de ese momento, comienza la historia de las peripecias de los códices, sujetos a robos y extravíos varios. El primero de ellos, ya en 1585, cuando 13 manuscritos son sustraídos de Villa Melzi. Los hurtos se suceden, pasando los documentos por innumerables manos a través de una diáspora que les lleva a Inglaterra, Francia, España, América. Con tanto trasiego, a día de hoy su número ha quedado reducido a una quinta parte del material original. Como curiosidad, apuntar que el Códice Hammer, que acabó en Estados Unidos, perteneció en el siglo XVIII al conde de Leicester, fue subastado en 1980 y adquirido por el empresario americano A. Hammer, siendo subastado de nuevo en 1994, cuando fue comprado por otro famoso magnate americano que es su actual propietario, un tal Bill Gates..., por el módico precio de 30 millones de dólares...