viernes, 24 de marzo de 2017

FALSIFICACIONES I: Han Van Meegeren

Cristo con la mujer adúltera, Meegeren
Han Van Meegeren (Holanda, 1889-1947) ha pasado a la historia con el dudoso honor de ser uno de los mayores falsificadores de obras de arte del siglo XX. Considerando que su talento artístico no era reconocido como se merecía, decidió iniciar una carrera como falsificador, llegando a adquirir tal pericia que muchas de sus obras fueron autentificadas como originales por los mayores expertos del momento. Así, su réplica de Los Discípulos de Emaús (1937) fue considerada por algunos como la mejor obra de Vermeer!

La cosa se complicó cuando una de sus reproducciones, Cristo y la mujer adúltera, atribuido sin dudas al maestro flamenco J. Vermeer, fue a parar a la colección particular del mariscal nazi H. Göering. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, muchos de los depósitos de obras de arte expoliadas por los nazis fueron hallados, recuperándose multitud de obras, entre ellas la señalada. La obra fue devuelta a Holanda, iniciando las autoridades una investigación a fin de determinar la identidad del "traidor" que no solo había colaborado con los nazis, sino que había contribuido a expoliar el patrimonio artístico nacional. Las pesquisas condujeron finalmente a Meegeren, quien fue detenido en 1945 y acusado de traición y colaboracionismo. Enfrentado a una condena a muerte, Meegeren sugirió en un primer momento que había adquirido la obra a un marchante de arte italiano, lo que empeoró aún más las cosas: ya no solo estaba acusado de haber colaborado con una potencia enemiga (Alemania), sino con dos (Alemania e Italia). 

Ante tal coyuntura, Meegeren reconoció la falsificación de la obra, pero su alegato no fue creído por el tribunal que le juzgaba: la obra había sido autentificada como original por los mejores expertos del mundo, por lo que se creyó que tal alegación no era más que un intento desesperado por parte del acusado para librarse de la condena. Su abogado defensor tuvo entonces una idea brillante, a la vista de los resultados: solicitar y obtener del tribunal autorización para que Meegeren pintara durante su estancia en prisión una nueva obra imitando a la original, como forma de demostrar que realmente era el autor de las falsificaciones. Y así se hizo: durante varios meses, Meegeren pintó en su celda, en presencia de varios expertos, una réplica de Jesús entre los doctores


Absuelto de los cargos de colaboracionismo, fue finalmente condenado a un año de prisión por falsificación y fraude, condena que no llegó a cumplir al fallecer poco después del juicio. 

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