Pavo "anacrónico" de Malskat |
Lothar Malskat (Alemania, 1913-1988), se inició como pintor y restaurador de arte. Al menos, así se presentaba él, hasta que se descubrió que en realidad era un falsificador de obras.
Tras la Segunda Guerra Mundial, los frescos medievales de la iglesia de Santa María de Lübeck quedaron seriamente dañados. Las autoridades contrataron para su restauración a Dietrich Fey, en cuya cuadrilla de ayudantes figuraba Malskat. Los trabajos de restauración se llevaron a cabo a puerta cerrada, y duraron aproximadamente dos años. Cuando las obras finalizaron, en 1951, hubo una vistosa ceremonia para conmemorar la recuperación de las pinturas del siglo XIV, a la que acudieron expertos de arte de todo el mundo, quienes alabaron el trabajo de los restauradores. Todo el mérito de la restauración recayó sobre Fey, con la consiguiente frustración de Lothar.
Poco después, en 1952, Malskat se presentó ante una comisaría de policía reconociendo, para sorpresa de todos e incredulidad de la mayoría, que los frescos no habían sido restaurados, sino pintados íntegramente por él tras limpiar las paredes de los restos de pintura original. Inicialmente, nadie le creyó, nadie quería creerle. La restauración de los frescos de la Marienkirche se consideraba un orgullo nacional, un logro de la recuperación del país tras los desastres de la guerra. Pero un examen detallado de los mismos reveló algunas peculiaridades que habían pasado desapercibidas en un primer momento: en los frescos aparecía un pavo, animal no conocido en Europa en la época de la pintura original; algunas figuras religiosas presentaban los rasgos de personajes actuales, como una de la actriz Marlene Dietrich; un rey barbudo se parecía sospechosamente a Rasputín; y el propio Malskat se representó a sí mismo como un patriarca.
Fey y Malskat fueron detenidos, confesando este último muchas otras falsificaciones de cuadros de autores como Rembrandt, Picasso (llegó a alardear de que necesitaba solo una hora para hacer un Picasso) o Chagall entre otros. Se cuenta que un marchante de arte había adquirido una obra presuntamente de Chagall (en realidad pintada por Malskat), y observando que faltaba la firma del artista, llevó el lienzo a Chagall para que se lo firmara. Según algunos, Chagall se percató inmediatamente de que la obra no era suya, y rompió el cuadro. Según otros, Chagall manifestó no recordar haber pintado la obra, pero la firmó igualmente, descubriéndose con posterioridad que se trataba de una falsificación.
Malskat fue condenado a 18 meses de prisión, cayendo luego en el olvido...
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