viernes, 21 de abril de 2017

LA SÁBANA SANTA: fraude o milagro (1ª parte)

La Santa Síndone, Turín

Desde hace siglos, el Duomo de Turín custodia la denominada Santa Síndone, el supuesto sudario de lino en el que Jesús de Nazaret fue envuelto tras su descendimiento de la cruz. Según los Evangelios, José de Arimatea depositó el cuerpo de Cristo en el sepulcro después de envolverlo en el lienzo. Se trata de una pieza de lino de unos 4,36 m. de largo por 1,10 de ancho, con distintas marcas impresas, entre las que destaca la imagen en claroscuro de una figura humana con coladuras sanguíneas.

Según el Centro Internazionale di Sindonologia (creado en 1959 a partir de la sociedad Cultores Santae Sindonis para los descubrimientos e investigaciones relativas al sudario), con anterioridad al siglo XIII las noticias históricas confirman la tradición de la conservación del lienzo sepulcral de Cristo. Así, en el año 544 en Edessa (la actual Turquía) se conservaba una imagen extraordinaria (el Mandylion) plegada de tal modo que permitía observar únicamente el rostro, imagen que fue trasladada a Constantinopla en el año 944, donde se extendió para que pudiera ser contemplada en su totalidad.

En 1204, los Cruzados ocupan Constantinopla, facilitando la dispersión de las reliquias, lo que explica que a mediados del siglo XIV el lienzo aparezca en posesión de Godofredo de Charny en Francia. En 1453, la reliquia es cedida a Luis de Saboya, quien la custodia en la capilla de Chambéry (Francia).

En 1532, en concreto el 4 de diciembre, se declara un incendio en la sacristía de la capilla de Chambéry; una gota de metal fundido de la caja de plata que contiene el lienzo atraviesa la tela, la cual es restaurada poco después.

En 1578, la Síndone se transfiere a Turín. 

El 28 de mayo de 1898, el lienzo es fotografiado por primera vez por el abogado Secondo Pia, el cual plasma la imagen en un negativo de cristal para hacer el revelado. Horas más tarde, en su laboratorio, descubre que en ese negativo de cristal aparece definido perfectamente un rostro y el cuerpo con diversas heridas. 
Imagen en positivo (a la izquierda) y en negativo (a la derecha)
Ya en 1983, con la muerte de Umberto de Saboya, la tela pasa a ser propiedad de la Santa Sede por voluntad del testador, quien impuso como condición que permaneciera en Turín.






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