sábado, 14 de octubre de 2017

SERIE DESAGRAVIOS V: Las mujeres en los museos


En 1985 el museo MOMA de Nueva York organizó una exposición de arte contemporáneo en la cual, según se publicitaba, estaban reflejados los artistas más importantes del momento. De los 169 artistas que participaban en la exposición, solo 13 eran mujeres...

Delante del museo, se congregó un estrambótico grupo: mujeres con máscaras de simio que se hacían llamar a sí mismas las "Guerrilla Girls", un heterogéneo grupo de mujeres anónimas en cuanto a su identidad pero representantes de distintos ámbitos artísticos: pintoras, historiadoras del arte, directoras de cine, escritoras, etc.

Ocultando su rostro con máscaras de simio inspiradas en el personaje de King Kong (que ellas identificaban como símbolo del dominio masculino) rechazaban la absoluta preeminencia masculina en el mundo del arte frente a la discriminación de la mujer.

Uno de sus carteles más célebres es el mostrado. Partiendo de la pintura de Ingres "La Odalisca", todo un icono del desnudo femenino, alertaban sobre la posición de la mujer en las artes: "Menos del 4% de los artistas en la sección de arte moderno son mujeres, pero el 76% de los desnudos son femeninos". Y de ahí derivaba su pregunta: "¿Las mujeres deben estar desnudas para aparecer en el Museo MET?"


Y es que, desgraciadamente, cualquier visita a cualquiera de los museos dispersos por todo el mundo constata la realidad de la queja planteada tan escenográficamente por las Guerrilla Girls; la gran mayoría de los artistas representados son hombres. Algo similar ocurre con los libros de texto de los estudios de Historia del Arte: pocas son las mujeres que aparecen, y cuando lo hacen tan solo merecen una escueta referencia, como un fenómeno aislado y reducido. ¿Por qué el papel habitualmente conferido a la mujer en el mundo del arte ha de ser el de musa, mecenas o amante, como relata Victoria Combalía?

Desde aquí reivindicamos el papel de la mujer como artista en cualquiera de sus facetas, y no por el hecho de ser mujer, sino por el hecho de ser ARTISTA.




sábado, 7 de octubre de 2017

SERIE DESAGRAVIOS IV: Las Sinsombrero

Las Sinsombrero


Hablar de la Generación del 27 en España es hablar de Rafael Alberti, Federico García Lorca, Dámaso Alonso o Vicente Alexandre entre otros. Pero cabe preguntarse: ¿todos los escritores e intelectuales de esta generación eran hombres? ¿Dónde estaban las mujeres? ¿En sus casas dedicadas a "las tareas propias de su género"? Pues lamentablemente, muchas estaban en sus casas (no por voluntad propia), pero no todas...

Se conoce como "Las Sinsombrero" a un grupo de mujeres que, en plena dictadura de Primo de Rivera, reivindicaron su papel intelectual y su capacidad creativa. Pintoras, escritoras, filósofas, toda ellas mostraron una actitud rompedora frente a los condicionantes de género que imperaban en la época.

"Un día se nos ocurrió a Federico, a Dalí, a Margarita Manso y a mí [Maruja Mallo] quitarnos el sombrero porque decíamos que parecía que estábamos congestionando las ideas y, atravesando la Puerta del Sol de Madrid, nos apedrearon llamándonos de todo".
Y de ahí viene el sobrenombre del grupo...

Partícipes- frente a muchos y en ocasiones contra todos- de la vanguardia artística española de principios del siglo XX, aportaron no solo su propia obra intelectual, sino también su compromiso con la igualdad de género. Entre ellas:

Maruja Mallo, pintora.
Marga Gil Roësset, escultura y poeta.
María Zambrano, filósofa.
María Teresa León, escritora.
Josefina de la Torre, poeta.
Rosa Chacel, escritora.
Ernestina de Champourcín, poeta.
Concha Mendez, escritora.
Margarita Manso, pintora.
Ángeles Santos, pintora.

La lucha por la igualdad de las últimas décadas ha permitido la recuperación de esta generación del 27 femenina habitualmente olvidada y al margen de los libros de arte y literatura.
Desde aquí, un recuerdo de todas ellas y nuestro agradecimiento por su contribución a la causa.


http://www.rtve.es/m/alacarta/videos/imprescindibles/imprescindibles-sin-sombrero/3318136/?media=tve

sábado, 30 de septiembre de 2017

SERIE DESAGRAVIOS III: Artemisia Gentilleschi

Artemisia Gentilleschi. Autorretrato como alegoría de la pintura
Artemisia Gentilleschi fue una pintora italiana nacida en Roma en 1593 y fallecida en 1654. Y su vida fue de todo menos fácil, marcada por su afición por la pintura (actividad inusual en la época para una fémina), su condición de mujer y el trauma sufrido cuando solo contaba 22 años de edad.

Hija de un pintor, Gentilleschi demuestra pronto su interés y su valía para la pintura, comenzando a formarse en el taller de su padre. Pero al parecer su talento no era suficiente: su pertenencia al sexo femenino le impidió formarse académicamente en la Escuela de Bellas Artes, reservada para los artistas varones. La solución de su progenitor fue nombrarle un preceptor privado, un tal Agostino Tassi, personaje turbio y de poco fiar por lo que se ve...

En 1612, Tassi agredió sexualmente a su pupila. Pese a sus promesas de casarse con ella -esa forma tan "masculina" de reparar el honor de una mujer- el matrimonio no se llevó a cabo, básicamente porque el agresor ya estaba casado (cuenta la leyenda que tenía pensado asesinar a su mujer...).

El padre de Artemisia tampoco es que fuera un modelo de comportamiento parental: tan solo denunció la violación de su hija cuando no pudo llegar a un acuerdo económico con Tassi. Y ahí comienza la segunda parte del drama: si dura y traumática fue la violación, el juicio por el que tuvo que pasar nuestra protagonista fue de todo menos ejemplar. No solo tuvo que relatar ante un auditorio exclusivamente masculino los detalles de la agresión, sino que también tuvo que someterse a un humillante reconocimiento ginecológico y, a fin de comprobar la veracidad de su relato, el Tribunal acordó que fuera torturada físicamente para despejar cualquier duda de inverosimilitud.

Se dice que el cuadro de Gentilleschi "Judith y Holofernes" es una expresión psicológica de la rabia de la autora y su ira contra su agresor, representado según algunos en la figura del general asirio:
Judith y Holofernes. A. Gentilleschi. Galeria Uffizi, Florencia
Cuan distinta podría haber sido su vida -y quizás su obra- si Artemisia hubiera nacido varón...

sábado, 23 de septiembre de 2017

SERIE DESAGRAVIOS II: Marcelino Sanz de Sautuola

Marcelino Sanz de Sautuola (Santander, 1831-1888)
Naturalista de profesión, Marcelino Sanz de Sautuola asiste en 1878 a la Exposición Universal de París, donde entra en contacto directo con los materiales prehistóricos que se exhibían en el pabellón de antropología, quedando tan fascinado por los mismos que a su regreso comienza a realizar exploraciones sistemáticas en varias cuevas de la región.

En el verano de 1879, acompañado por su hija María, D. Marcelino se encontraba en una de esas cuevas; la niña se adentra en la gruta y pronuncia una frase que ha pasado a la historia: "mira papá, bueyes pintados". Los bueyes, que no eran tales sino bisontes, se corresponden con el mal denominado Techo de los Polícromos de Altamira. Sautuola acababa de descubrir la Capilla Sixtina del arte prehistórico. 
En el famoso techo aparece un abundante grupo de zoomorfos, fundamentalmente bisontes, de gran naturalismo, realizados en rojo y negro, con una cronología del 14.500 BP, lo que sitúa las pinturas (en realidad grabado ligero para el contorno con trazo negro para la silueta y tinta plana en el interior) en el periodo Magdaleniense.



Al año siguiente, el descubridor presenta públicamente su hallazgo y sus conclusiones, sufriendo el rechazo y la incredulidad de prácticamente todos los expertos. Y es que las sospechas de fraude, involucrando en el mismo al propio Sautuola, no se hicieron esperar. La alta calidad técnica de los grabados, su excepcional estado de conservación, y la negativa a aceptar que unos seres tan "primitivos" -dada la cronología sugerida por Sautuola- tuvieran ya la capacidad artística que denotaba la obra, condujo a su descubridor al repudio por parte de los Popes de la Prehistoria y a su ostracismo.

Como siempre, hubo alguna loable excepción, como la del geólogo español Juan Vilanova i Piera, quien pese a ser creacionista (no olvidemos que la cronología apuntada por Sautuola chocaba frontalmente con la fecha en la que según muchos Dios creó el mundo) defendió la autenticidad de las pinturas al considerar que Dios creó a todos los hombres iguales, y por tanto no se podía negar la capacidad creativa a aquellos primeros seres "primitivos".

A finales del siglo XIX, se descubren en Francia otras estaciones rupestres importantes con arte parietal, como La Mouthe y Pair-non-Pair. Los nuevos hallazgos y los estudios consiguientes comenzaron a abrir el camino hacia la aceptación de las imágenes paleolíticas como auténticas, autenticidad que logró su consagración con la figura de H. Breuil. Ya en 1902, E. Cartailhac, uno de los "expertos" que más ferozmente había criticado a D. Marcelino, publicó su artículo "La grotte d'Altamira. Mea culpa d'un sceptique", reconociendo su gran error respecto a la cueva y su descubridor.
Lamentablemente, Sautuola había ya fallecido 14 años antes, rechazado por la comunidad científica y denostado por casi todos. Hoy la autenticidad de las figuras de la cueva de Altamira y la corrección de la cronología apuntada por Sautuola está fuera de toda duda. Aunque tarde, justo es reconocerle el mérito del gran hallazgo y de su acierto al interpretar y datar correctamente la obra.





SERIE DESAGRAVIOS I: presentación

Artemisia Gentileschi. Autorretrato como mártir
En un blog llamado <arteydelito>, en el que hablamos de falsificaciones, robos y estafas de obras de arte, puede resultar extraño encontrar una serie sobre desagravios. Pero lo cierto es que no todas las conductas reprobables relacionadas con el arte y los artistas tienen su encaje en un código legal: numerosos han sido los agravios, reproches y olvidos hacia ciertos artistas por diferentes motivos a lo largo de la Historia. La ignorancia, el fanatismo, la rígida ortodoxia política o religiosa, las cuestiones de género o la procedencia social del afectado han generado multitud de injusticias que si bien no pueden ser consideradas delito desde el punto de vista legal, sin duda son cuanto menos injusticias desde el punto de vista ético.

Comenzamos pues una serie para reivindicar la memoria de los condenados al olvido o al menosprecio por motivos que nada tienen que ver con su valía artística: mujeres cuyo talento fue ignorado cuando no directamente menospreciado por el mero hecho de ser mujeres, como Artemisia Gentileschi o las denominadas "Sinsombrero"; eruditos honestos cuyo crimen fue osar defender a capa y espada la antigüedad de unos hallazgos que contradecía las creencias religiosas de la mayoría, como en el caso de Marcelino Sanz de Sautuola, descubridor de la cueva de Altamira; arquitectos, escultores y pintores cuyo error fue nacer y trabajar en la misma época en la que actuaban los grandes artistas que recoge la historia, como el caso de Michelozzo, quien tuvo la mala suerte de coincidir con figuras como Brunelleschi o Alberti en el Quattrocento italiano.

A todos ellos y ellas, nuestro modesto homenaje...

sábado, 16 de septiembre de 2017

FALSIFICACIONES VII: Granada siglo XVIII






Mucho antes del siglo XVIII, comenzaron a aparecer en la Alcazaba de Granada objetos antiguos. A mediados de ese siglo, el protagonista de esta historia, el religioso Juan de Flores, empezó a adquirir algunas de esas antigüedades para su propia colección. Hijo de un militar francés que combatió en España a las órdenes de Felipe V, adquirió cierta reputación en la región como erudito local, lo que aprovechó para pedir una licencia de excavación en la parte más antigua de Granada, la Alcazaba. Las excavaciones comenzaron en enero de 1754, hallándose las ruinas de un gran edificio que se identificó con un templo romano, así como multitud de inscripciones, estatuas, capiteles, etc. Una vez asegurado el favor del rey Fernando VI, los trabajos prosiguieron a buen ritmo, aumentando día a día la cantidad de hallazgos de todo tipo. Pronto se despertó la curiosidad popular, al tiempo que aumentaba la reputación de Juan de Flores; y pronto surgieron también las suspicacias de algunos eruditos de prestigio tanto en España como en el extranjero, extrañados ante el cúmulo de descubrimientos que se sucedían en la zona.

Flores insistía en relacionar los hallazgos con el antiguo asentamiento íbero de Iliberri, un poblado fundado aproximadamente 500 años antes de Cristo, que se convirtió en municipio con la llegada de los romanos a la Península Ibérica. Y fue precisamente esa presunta vinculación con el pasado remoto de Granada lo que favoreció el fraude: una vez más, el uso de la arqueología con fines políticos como forma de justificar privilegios antiguos y dotar de legitimidad a una nueva dinastía monárquica otorgó -siquiera por un tiempo- cobertura involuntaria a la actividad ilegal. 
El recurso a la Antigüedad como forma de vincular la monarquía con el pasado glorioso; la iniciativa de redactar una nueva Historia nacional encomendada a la Real Academia de la Historia; la reivindicación del origen cristiano de Granada, y la propia ambición de Flores, condujeron a mezclar lo original con lo falso.

Así, Flores y sus compinches falsearon todo tipo de objetos. Su equipo los introducía por la noche en la excavación para que fueran hallados al día siguiente por el grupo de obreros, presuntamente desconocedores del fraude, para alborozo y asombro de todos. Ciertamente los lugares escogidos por Flores para las excavaciones resultaron muy acertados, proporcionando mucha información sobre la Granada preislámica. Y ciertamente muchos de los objetos hallados resultaron ser auténticos. De hecho, la mezcla de objetos auténticos con otros falsos es una de las estrategias habitualmente empleadas por los falsificadores de obras de artes para hacer más verosímiles los hallazgos. Y en el caso granadino se utilizaron las técnicas habituales tales como el envejecimiento artificial de las piezas. 

Tras años de trabajos y descubrimientos -auténticos algunos, falsos otros-, Flores fue delatado por uno de sus colaboradores y detenido en junio de 1774. Sometido a juicio, Flores reconoció todos sus fraudes, y fue condenado en 1777 a la pena de 5 años de reclusión, posteriormente reducida a la mitad por el rey. Se acordó asimismo la destrucción de todo aquello que se reputó falso, la cubrición de las ruinas descubiertas y la prohibición de ulteriores investigaciones en el lugar.


https://www.youtube.com/watch?time_continue=32&v=5xZAtpLGyME

jueves, 7 de septiembre de 2017

FALSIFICACIONES VI: reliquias (2ª parte)

Como se apunta en la primera parte de esta entrada, los fragmentos de la Lignum Crucis (la cruz de Cristo) darían según Calvino para construir un barco: la Colegiata de Santa María la Mayor de Caspe (Zaragoza) presume de tener un fragmento de 20 por 18 cms; Notre Dame de París cuenta con un resto de 24 cms; el Monasterio de Santo Toribio de Liébana disfruta de uno de los más grandes, de 64 por 40 cms. Vayan sumando...

A esto hay que añadirle las más de 40 mortajas que se atribuyen a Jesucristo. Y si juntáramos todos los clavos de la Pasión, podríamos montar una ferretería.

En cuanto al Santo Cáliz, pueden ustedes elegir entre el de Valencia, el de León o el de Antioquía (este último en el MET).

Los Tres Reyes Magos están enterrados en un relicario en la catedral de Colonia (Alemania).

Tarragona cuenta con los dos brazos de Santa Tecla.

San Marcello de Roma custodia nada más y nada menos que los pañales del niño Jesús. Y algo que haría las delicias de cualquier odontólogo actual: hay repartidos por toda Europa más de 60 dientes de leche del niño...

Para mayor desvarío, algunos otros ejemplos curiosos:
- la catedral de Oviedo venera unas gotas de la leche de la Virgen María
- hasta el siglo pasado, el arzobispo de Mainz decía tener en su catedral 2 plumas y 1 huevo del Espíritu Santo de cuando se convirtió en paloma
- el Vaticano custodia celosamente una botella que contiene un estornudo del Espíritu Santo (no precisan si estornudó antes o después de convertirse en paloma)

Claro que los cristianos no son los únicos que se dedican a estas macabras colecciones; más allá de los restos de algunos personajes ilustres que se conservan, como el pene de Rasputín, el corazón de Chopin o el cerebro de Einstein, otras confesiones religiosas cuentan también con sus propios productos, como el caso de los musulmanes, que conservan en el Palacio Topkapi de Estambul -entre otros objetos- un molde de una huella del profeta Mahoma y pelos de su barba.


Los budistas no se quedan atrás: en un monasterio de Sri Lanka se conserva al parecer el incisivo izquierdo de Buda, dentro de su correspondiente ataúd.


La lista sería infinita, así que optamos por dejarlo aquí como una simple aproximación al sorprendente mundo del culto a las reliquias. El resto, es cosa de la fe de cada uno...

FALSIFICACIONES VI: reliquias (1ª parte)



El culto a las reliquias existe desde épocas ancestrales, adquiriendo un gran auge las reliquias cristianas durante la Edad Media. El contacto o incluso la mera contemplación de los restos de Santos y mártires obraba milagros, según las crónicas. Los monasterios y conventos convirtieron la veneración a las reliquias en un pingüe negocio gracias a las contribuciones de los creyentes, dispuestos a colaborar económicamente con la esperanza de obtener una curación o alguna gracia divina. 

Si quisiéramos recoger todo lo que se ha encontrado (de la cruz de Cristo), habría suficiente para cargar un gran barco. El Evangelio atestigua que la cruz podía ser portada por un hombre. Qué desfachatez llenar la Tierra de tal cantidad de fragmentos de madera que 300 hombres no podrían transportarlo, reflexionaba en 1543 el teólogo francés Juan Calvino en su "Tratado de las reliquias". 

El Concilio de Trento (1545-1563) intentó poner un poco de orden ante tales excesos, admitiendo como válida la veneración de las reliquias cuya autenticidad quedara acreditada... difícil tarea... Y es que no resulta fácil autentificar las más de 7000 reliquias que Felipe II y sucesores se empeñaron en atesorar en el Monasterio de El Escorial. Según el cronista de la época, Fray José de Sigüenza, había de todo: espinas de la corona de Cristo, parte de los clavos, huesos de Santos, brazos enteros, ropajes, etc. 


Reliquia de la cabeza de Santa Catalina en Siena



Algunos Santos tienen tantos huesos -presuntamente- dispersos por el mundo que si tuviéramos que volver a montarlos nos sobrarían piezas: hacia 1900, circulaban por Europa más de 15 supuestos prepucios del niño Jesús, lo que obligó a la Santa Sede a prohibir su veneración!

Veamos en la segunda parte de esta entrada algunas de las reliquias más curiosas que circulan por el mundo.




sábado, 10 de junio de 2017

MIGUEL ÁNGEL vs LEONARDO: cuando la genialidad se convierte en rivalidad





Pocas dudas hay acerca de la genialidad de ambos maestros florentinos, paradigmas donde los haya del Renacimiento italiano del Cinquecento. Lo que ya no es tan conocida es la singular disputa entablada entre ambos, y por extensión entre sus respectivos seguidores, a raíz de un encargo para decorar las estancias de la Sala del Consejo del Palazzo della Signoria de Florencia.

Piero Soderini, gonfalonier de Florencia, tuvo la ocurrencia de hacer decorar dicha sala con escenas de las batallas de Cascina y de Anghiari, dando lugar a un duelo artístico entre Miguel Ángel y Leonardo, cuya rivalidad había salido ya a la superficie en anteriores ocasiones. Y es que no debe ser fácil coincidir en el tiempo y en el espacio con un genio cuando tú mismo también lo eres...

El caso es que, más allá de la rivalidad comprensible entre ambos, lo que se suscitó fue una verdadera batalla verbal que dividió la ciudad en dos bandos, con los seguidores y detractores de cada artista.

Leonardo llegó a pintar la Batalla de Anghiari, en la que los ejércitos florentinos y papales vencieron a las tropas de Milán en 1440. Su pintura mostraba el choque brutal de 4 jinetes que se disputaban un estandarte. Desgraciadamente, su obra, al igual que la parte de Miguel Ángel, fue destruida, y tan solo se conservan copias de sus dibujos. Gracia a una de esas copias que hizo Rubens de la obra de Leonardo, se puede identificar a varios personajes ilustres protagonistas de la batalla que obtuvieron la victoria. Pero Leonardo parece llamar más la atención sobre los vencidos, cuyos rostros desfigurados y gestos forzados transmiten el dramatismo y la violencia de la contienda.


La Batalla de Anghiari, Leonardo da Vinci (copia de Rubens)


Miguel Ángel por su parte optó por una aproximación bien diferente. La copia procedente de Aristotele da Sangallo parece indicar que Buonarroti se inspiró en una narración de la Crónica de Villani, representando el momento en el que los florentinos son avisados de la presencia de las tropas enemigas en la Batalla de Cascina de 1364. Frente a la intensidad del choque bélico de Leonardo, Miguel Ángel presenta a los soldados florentinos en el momento del baño en el río Arno, aprestándose presurosos a vestirse ante la proximidad del enemigo, una representación muy plástica del desnudo masculino ya experimentado por Miguel Ángel en otras obras.



Miguel Ángel acabó preparando solo el cartón, hoy perdido, y en 1506 se trasladó a Roma, el mismo año en que Leonardo se traslada a Milán. 

El recuerdo de lo que podía haber sido tan magna y dual obra tan solo perdura hoy en día en las copias, siendo la más célebre la Tabla Doria.


sábado, 3 de junio de 2017

RUSSBOROUGH HOUSE: un imán para los ladrones de arte


Russborough House, Irlanda

Los robos de obras de arte en mansiones campestres de Reino Unido son todo un clásico. Y Russborough House, una mansión paladina fundada en 1774 y ubicada en el condado irlandés de Wicklow, se lleva la palma. En menos de 30 años, sufrió nada menos que cuatro robos que afectaron a la valiosa colección artística que albergaba la casa, lo cual dice muy poco en favor de su sistema de seguridad...

El 26 de abril de 1974, tres individuos dirigidos por una rica heredera británica, Rose Dugdale, simpatizantes del IRA, se hicieron con un total de 19 cuadros. Accedieron a la mansión donde, a punta de pistola, ataron y amordazaron a Sir Alfred Beit y su esposa, haciéndose con obras de Rubens, Goya y Vermeer entre otros. Los asaltantes pidieron dinero y la liberación de dos prisioneras del IRA a cambio de la restitución de los lienzos, los cuales fueron recuperados días después en una casa.  El Vermeer sustraído, Lady writting a letter with her maid, era el único Vermeer del mundo en manos privadas, excepto el existente en Buckingham Palace.




En mayo de 1986, una banda liderada por Martin Cahill, un conocido criminal irlandés apodado "el General", se hizo con un total de 18 obras. Siete de ellas fueron recuperadas horas después en una furgoneta abandonada en las inmediaciones. 

En 2001, tres hombres armados robaron dos cuadros; uno de ellos, un Gainsborough, había sido también sustraído en el ataque de 1986 y posteriormente recuperado. En septiembre de 2002, ambas obras fueron halladas.

En 2002, tres días después de la recuperación de las obras anteriores, los ladrones hicieron un nuevo intento, apoderándose de un total de 5 cuadros, dos de ellos de Rubens, los cuales pudieron ser afortunadamente recuperados en diciembre de ese mismo año. 

A día de hoy, Russborough House es la sede de la Beit Art Collection. Y su sistema de seguridad ha debido mejorar, ya que no se ha vuelto a tener noticia de ningún otro incidente...

martes, 30 de mayo de 2017

LEONARDO DA VINCI: las vicisitudes de sus obras

La Virgen del huso, Leonardo da Vinci
Cuando uno es un genio y tiene una vida ajetreada, como es el caso de Leonardo da Vinci, es fácil asumir que también su producción artística ha sido objeto de vicisitudes varias. Además del conocido robo de la Gioconda ya descrito en este blog [ver entrada de 24-2-2017], otras obras de Leonardo fueron objeto de saqueos, tráfico y daños. Veamos algunos ejemplos...

Existen varias copias en manos de coleccionistas privados del original de Leonardo, hoy desaparecido, la Virgen del huso. Las copias son atribuidas al taller de Leonardo, sin que pueda descartarse la participación del maestro en su elaboración, por lo que son obras apreciadas y valiosas. Una de ellas se encontraba en el castillo de Drumlanrig (al sur de Escocia), propiedad del Duque de Buccleuch. El 27 de agosto de 2003, aprovechando una visita guiada por el castillo, dos individuos inmovilizaron a una empleada y descolgaron la pintura, dándose a la fuga en un vehículo que les esperaba en la salida. La obra no fue recuperada hasta octubre de 2007 en Glasgow, donde los ladrones (ingleses y escoceses) pretendían obtener una recompensa a cambio de su devolución. Hoy en día se expone en préstamo en la National Gallery de Escocia. En los años en los que estuvo desaparecida, el FBI la incluyó en la lista de los 10 objetos de arte más buscados del mundo.


San Jerónimo, Leonardo da Vinci

El San Jerónimo de da Vinci, un óleo sobre tabla inacabado, sufrió un curioso periplo. Tras pasar por varios propietarios, llegó a manos del Cardenal Fesch, a la sazón tío de Napoleón, quien la adquirió dividida en dos partes: el cuadro había sido cortado, aprovechándose una de las partes como banqueta de trabajo de un zapatero, y la otra como tapa de un cofre. Afortunadamente, la obra pudo ser restaurada, pero un atento examen de la tabla revela a simple vista los estragos sufridos por el corte.

Códice de da Vinci

Tras la muerte de Leonardo en 1519, la práctica totalidad de sus innumerables manuscritos son heredados por Francesco Melzi. A partir de ese momento, comienza la historia de las peripecias de los códices, sujetos a robos y extravíos varios. El primero de ellos, ya en 1585, cuando 13 manuscritos son sustraídos de Villa Melzi. Los hurtos se suceden, pasando los documentos por innumerables manos a través de una diáspora que les lleva a Inglaterra, Francia, España, América. Con tanto trasiego, a día de hoy su número ha quedado reducido a una quinta parte del material original. Como curiosidad, apuntar que el Códice Hammer, que acabó en Estados Unidos, perteneció en el siglo XVIII al conde de Leicester, fue subastado en 1980 y adquirido por el empresario americano A. Hammer, siendo subastado de nuevo en 1994, cuando fue comprado por otro famoso magnate americano que es su actual propietario, un tal Bill Gates..., por el módico precio de 30 millones de dólares...


jueves, 18 de mayo de 2017

FALSIFICACIONES V: El Hombre de Piltdown (2ª parte)



La lista de sospechosos es larga, comenzando obviamente por el presunto descubridor del fósil, Charles Dawson, cuyo afán por hacerse un hueco en el mundo de la arqueología -pese a su evidente falta de preparación al respecto- le había llevado a anunciar en diversas ocasiones toda una serie de descubrimientos (se contabilizan hasta 46) que resultaron ser falsos en su totalidad.

El segundo candidato, Arthur Smith Woodward, a quien Dawson entregó los fósiles. Con una buena reputación científica a sus espaldas, el Hombre de Piltdown le consagró a nivel internacional. Pero ninguna prueba hay acerca de su presunto conocimiento sobre la falsedad de los restos.

Un rival de Woodward en el Museo de Historia Natural, Martin Hinton, al parecer un tanto excéntrico, pudo haber amañado el asunto para dejar en ridículo a su compañero. Ya en 1916 envió una carta a un colega reconociendo que consideraba falsos los restos.

El jesuita Teilhard de Chardin tampoco está libre de sospechas, ya que fue él quien encontró uno de los dientes que luego resultó haber sido manipulado intencionadamente. Siempre que se le preguntaba por el asunto, guardaba silencio al respecto.

Más imaginativa parece la hipótesis que atribuía el fraude nada menos que al escritor Arthur Conan Doyle. Al margen de su actividad literaria, el creador de Sherlock Holmes tenía dos pasiones en su vida: la arqueología y el espiritismo, y fue precisamente esta última la que le granjeó la mofa por parte de los científicos, a quienes no les parecía serio que un profesional como Doyle (no olvidemos que era médico amén de escritor) creyese fervientemente en la comunicación con el mundo de los muertos. Quizás Doyle quiso vengarse de sus colegas dejándoles en ridículo con un fósil falso.

A día de hoy, sigue sin conocerse con certeza quién o quienes estaban detrás del fraude. Lo único cierto es que durante cerca de 50 años, los británicos presumieron de poseer lo que sin duda ha sido una de las mayores aspiraciones de cualquier arqueólogo que se dedique a la Prehistoria: hallar (si es que existe) el eslabón perdido de la cadena evolutiva...

FALSIFICACIONES V: El Hombre de Piltdown (1ª parte)

El pretendido Hombre de Piltdown
A finales del siglo XIX y comienzos del XX, surgió una especie de competición oficiosa entre varios países para ver cuál era el que tenía el fósil más antiguo o más representativo. Alemania tenía a los neandertales, Francia y España contaban con importantes estaciones rupestres. Sin embargo, Reino Unido no tenía nada que ofrecer al respecto, y eso que era la cuna de origen del padre de la evolución.


En 1908, unos trabajadores de la cantera de Piltdown (un pequeño pueblo de Sussex, en Reino Unido), alertaron al letrado y pseudoarqueólogo Charles Dawson de la aparición de unos fósiles en la cantera, restos óseos de fauna y piezas de sílex mayormente. Dawson fijó su atención en un fragmento de mandíbula con rasgos arcaicos, que fue a parar a manos del paleontólogo Smith Woodward.
Ambos decidieron acudir personalmente al lugar del hallazgo, encontrando un fragmento de mandíbula de aspecto simiesco, a diferencia del cráneo. Dada la fragmentación de la pieza, resultaba difícil determinar si pertenecía a un humano o a un simio.
Woodward reconstruyó el cráneo y la mandíbula por su cuenta, casi en secreto, llegando a la conclusión de que se encontraba en presencia del famoso y buscado "eslabón perdido" de la cadena evolutiva, un individuo a mitad de camino entre los primates y los humanos. Por fin Gran Bretaña tenía su fósil, y no cualquier fósil!!!

En 1912, Dawson y Woodward dieron a conocer su hallazgo a la comunidad científica, la cual recibió la noticia con alborozo: habían descubierto una nueva especie, el Eantrhopus dawsoni. Un año después, el jesuita Teilhard de Chardin descubrió un canino que, al igual que ocurría con la mandíbula, presentaba un aspecto simiesco pero con un desgaste que le aproximaba a los humanos, lo que parecía confirmar la hipótesis de los primeros. Así pues, el eslabón perdido era británico...

Pero no todos los científicos aceptaron sin reservas el descubrimiento y su presunta identificación. Posteriores hallazgos y los progresivos avances en el conocimiento de las especies alertaron a algunos estudiosos acerca de la "rareza" del cráneo de Piltdown. Sometido a varios métodos científicos de datación, como la fluorina y el carbono 14, resultó que su cronología no era ni mucho menos la inicialmente supuesta de medio millón de años, sino como mucho de 50.000, lo que echaba por tierra las teorías de sus descubridores.
Posteriores estudios confirmaron que el cráneo y la mandíbula pertenecían a épocas diferentes. Examinados detalladamente los distintos restos, se pudo comprobar como algunas piezas habían sido tratadas artificialmente para modificar su color a fin de que aparentasen mayor antigüedad, al igual que se había hecho con el desgaste de las piezas dentales, sometidas a una manipulación a través de la lija. En conclusión: la mandíbula pertenecía a un orangután, el cráneo a un humano moderno y los dientes a un chimpancé...

Quién o quienes fueron los responsables del fraude, y cuál fue su motivación, merece una segunda parte.



sábado, 6 de mayo de 2017

INCENDIO EN EL ALCÁZAR DE MADRID: ¿un accidente? (2ª parte)

La familia de Felipe V, Jean Ranc, 1723
El Alcázar Real de Madrid contenía una valiosa colección de obras de arte, muchas de las cuales conocemos gracias a los inventarios realizados en los años 1600, 1636, 1666, 1686 y 1700, además de los realizados con posterioridad al incendio en 1734 y tras la muerte de Felipe V. 

Se cree que a fecha del siniestro el palacio guardaba cerca de 2000 pinturas, de las que se perdieron más de 500, entre estas últimas La expulsión de los moriscos de Velázquez y 3 de los 4 cuadros de una serie mitológica que pintó hacia 1659, de la que solo se salvó Mercurio y Argos. Las Meninas se pudo rescatar al ser lanzado el lienzo por la ventana, sufriendo leves daños que pudieron ser restaurados sin complicaciones mayores. 

Innumerables obras se perdieron de Rubens, entre ellas el retrato ecuestre de Felipe V que se ubicaba en el Salón de los Espejos justo enfrente del retrato de Carlos V en Mühlberg de Tiziano, el cual sí pudo ser rescatado aunque un tanto oscurecido en la parte inferior por el humo; el Rapto de las Sabinas, etc. 

También Tiziano sufrió pérdidas, como la serie de Los Doce Césares del Salón Grande, conocida actualmente gracias a unas copias y grabados. Dos de las cuatro Furias se quemaron (las otras 2 se pueden contemplar hoy en el museo de El Prado).

A la lista hay que sumar obras de Tintoretto, Ribera, El Bosco, Veronés, Van Dyck, El Greco, Correggio, etc. Y suerte que una parte de la colección pictórica había sido trasladada a un palacio cercano como consecuencia de las obras que se estaban llevando a cabo en el Alcázar.

Documentos pertenecientes al Archivo de las Indias, Bulas pontificias y manuscritos de innegable valor histórico fueron también pasto de las llamas.

Extinguido el incendio, el edificio quedó en estado de ruina absoluta. Cuatro años después, Felipe V ordenó la construcción del actual Palacio Real.

Y, para finalizar, un poco de "leyenda negra": el nada disimulado desagrado que Felipe V manifestaba continuamente hacia su residencia oficial; el hecho de aprovechar como excusa las reformas del palacio para justificar la ausencia de la familia real y de la Corte en unas fechas tan señaladas (no olvidemos que era Nochebuena) y trasladar igualmente algunas obras a otra residencia, han hecho pensar a muchos durante estos siglos en la posible implicación cuanto menos indirecta del propio rey en el incendio, una forma rápida y drástica de construirse una nueva residencia más acorde a sus gustos versallescos. Pero solo es leyenda...

INCENDIO EN EL ALCÁZAR DE MADRID: ¿un accidente? (1ª parte)


Pintura del Alcázar Real de Madrid


En la Nochebuena de 1734, un devastador incendio arrasó el Alcázar Real de Madrid y gran parte de su contenido. Residencia de la familia real española y sede de la Corte, sus estancias albergaban infinidad de obras de arte acumuladas a lo largo de siglos, muchas de las cuales se perdieron entre las llamas.
Pero retrocedamos un poco...

Em el siglo IX, el emir cordobés Muhamad I ordena construir una fortaleza en la ciudadela islámica de Mayrit (de donde procede el nombre de Madrid). Con el paso del tiempo, la construcción es fruto de múltiples transformaciones, hasta convertirse en el siglo XVI en palacio real propiamente dicho tras la decisión de Felipe II de fijar la capital del reino en Madrid en 1561.

Tras varias remodelaciones, ampliaciones y vicisitudes, en noviembre del año 1700 es proclamado rey de España el borbón Felipe V, quien desde el primer momento manifestó su rechazo al austero edificio que iba a ser su residencia, acostumbrado como estaba desde su nacimiento al esplendoroso lujo de Versalles. Así que el Alcázar Real sufrió una nueva remodelación, en un intento de adaptar su interior al gusto de los franceses, y todo bajo la batuta de la reina María Luisa de Saboya.

Y como a nadie le gusta estar en casa cuando hay obras, los reyes decidieron trasladarse temporalmente -y con ellos toda la Corte- a otra residencia más tranquila, lo que explica su ausencia el día de la desgracia. Por el mismo motivo, algunas obras de arte habían sido trasladadas al Palacio del Buen Retiro. El 24 de diciembre de 1734, sobre medianoche, se declaró un incendio que al parecer tuvo su origen en los aposentos de un pintor de la Corte, Jean Ranc, propagándose con rapidez y prolongándose durante cuatro días. Según el relato del marqués de Torrecillas pocos días después del siniestro, la voz de aviso se dio sobre las 00.15 horas por parte de unos centinelas de guardia. Pero dadas las fechas, el aviso pasó inicialmente inadvertido, al confundirse la alarma con la llamada a maitines o para la Misa del Gallo. Una vez advertidos del error, el temor a los saqueos llevó a los encargados del palacio a no abrir sus puertas, por lo que tan solo algunos empleados de la Corte que permanecían en el lugar y los cercanos frailes de la congregación de San Gil fueron los únicos en intentar sofocar las llamas, tarea imposible, por lo que centraron sus esfuerzos en intentar salvar el máximo de objetos de valor que allí se guardaban: pinturas, joyas de la familia real, colecciones americanas, documentos, etc.

Según las crónicas, algunos objetos de plata quedaron fundidos por las llamas, y los restos de metal tuvieron que recogerse en cubos. Muchos lienzos fueron arrancados de su soporte y lanzados por las ventanas, así como las esculturas, que no salieron tan bien paradas del salvamento.

En la segunda parte de esta entrada, veremos con más detenimiento qué se salvó y qué se perdió para siempre...

viernes, 28 de abril de 2017

LA SÁBANA SANTA: fraude o milagro (2ª parte)


La Iglesia Católica aboga a favor de la autenticidad del lienzo como el sudario de Cristo, esgrimiendo entre otros argumentos los siguientes:

1- los iniciales análisis del polen y el trazado del tejido, así como la impronta de una moneda sobre el ojo derecho, confirmarían la época del uso del lienzo
2- mientras que la huella de la figura humana parece claramente una imagen negativa, las manchas de sangre y las heridas se reproducen en positivo, es decir, se formaron por contacto directo con el cuerpo ensangrentado
3- la impronta ha sido impresa por un cadáver que aún no ha dejado restos de putrefacción, lo que indica que el cuerpo ha permanecido envuelto en el lienzo el tiempo necesario para que se forme la imagen, pero no tanto como para que la imagen haya desaparecido por la descomposición del cuerpo
4- las heridas de las manos no aparecen en las palmas, sino en las muñecas, el único lugar idóneo para introducir un clavo a fin de suspender el cuerpo; para la iglesia católica, esto constituye una prueba evidente de que no se trata de una falsificación, ya que un falsificador habría representado la herida en la palma conforme a la tradición iconográfica
5- las manos presentan solo 4 dedos, una prueba más de que no es una falsificación (un falsificador no se habría atrevido a representar así las manos de Cristo), y es que el pulgar se repliega como consecuencia de la herida de la muñeca
6- la sangre debió salir del costado después de la muerte, lo que concuerda con lo relatado en los Evangelios (Juan, 19, 33-34)

Tras los argumentos a favor de su autenticidad, algunos otros en contra:

1- ya en el siglo XIV, las dudas sobre la autenticidad del lienzo circulaban incluso entre los propios círculos eclesiásticos. El Papa Clemente VII autorizó en 1389 la exhibición de la tela con la condición de que quedara claro que era tan solo una pintura de la Sábana Santa, y no el verdadero sudario de Cristo. En palabras del obispo Pierre d'Arcis, "Un examen riguroso descubrió eventualmente cómo la imagen había sido astutamente pintada, siendo la verdad corroborada por el propio pintor, esto es, que fue producto de la mano del hombre y no fue forjada ni se formó milagrosamente"
2- cuando Secondo Pia fotografía la tela en 1898, concluyó que se trataba de un negativo fotográfico, lo que arroja algunas dudas: ¿cómo es posible, si se trata de una imagen en negativo, que las manchas presuntamente de sangre sean rojas mientras que la barba del personaje es negra? ¿Estamos en presencia de una proto-fotografía siglos antes del descubrimiento de la fotografía?
3- la postura del cuerpo, un hombre de aproximadamente 80 kilos de peso y 1,80 metros de altura, es prácticamente imposible: en la imagen frontal aparece relajado, con las piernas estiradas, mientras que en una visión dorsal se aprecia la planta del pie derecho
4- las manchas de sangre no se corresponden con la imagen tradicional de un crucificado con los brazos extendidos sobre la cruz
5- en los estudios llevados a cabo en los años 70 del siglo XX, el microanalista forense Walter McCrone llegó a la conclusión de que las manchas tradicionalmente admitidas como gotas de sangre eran en realidad muestras de bermellón, un pigmento utilizado en la pintura de la Edad Media
6- ¿por qué los Evangelios no dicen nada acerca de la conservación de una reliquia de tal importancia para la cristiandad?
7- en 1988, tres laboratorios de Estados Unidos (Arizona), Reino Unido (Oxford) y Suiza (Zurich) realizaron pruebas para determinar la cronología de la tela mediante la datación por radiocarbono, arrojando resultados que permitían datarla entre 1260 y 1390 (± 10 años)



Ante el irrefutable resultado de la prueba de datación por C14, la Iglesia Católica sostiene que se trata de una pieza que, más allá de su valor histórico, evoca la Pasión de Cristo, lo que justifica la veneración y el respeto por parte de los fieles. Los intentos de explicar la datación medieval que el tejido arroja a partir del C14 han sido varios: la tela se remendó en la Edad Media, o fue envuelta en un tejido de época medieval, lo que contaminó la tela original...



viernes, 21 de abril de 2017

LA SÁBANA SANTA: fraude o milagro (1ª parte)

La Santa Síndone, Turín

Desde hace siglos, el Duomo de Turín custodia la denominada Santa Síndone, el supuesto sudario de lino en el que Jesús de Nazaret fue envuelto tras su descendimiento de la cruz. Según los Evangelios, José de Arimatea depositó el cuerpo de Cristo en el sepulcro después de envolverlo en el lienzo. Se trata de una pieza de lino de unos 4,36 m. de largo por 1,10 de ancho, con distintas marcas impresas, entre las que destaca la imagen en claroscuro de una figura humana con coladuras sanguíneas.

Según el Centro Internazionale di Sindonologia (creado en 1959 a partir de la sociedad Cultores Santae Sindonis para los descubrimientos e investigaciones relativas al sudario), con anterioridad al siglo XIII las noticias históricas confirman la tradición de la conservación del lienzo sepulcral de Cristo. Así, en el año 544 en Edessa (la actual Turquía) se conservaba una imagen extraordinaria (el Mandylion) plegada de tal modo que permitía observar únicamente el rostro, imagen que fue trasladada a Constantinopla en el año 944, donde se extendió para que pudiera ser contemplada en su totalidad.

En 1204, los Cruzados ocupan Constantinopla, facilitando la dispersión de las reliquias, lo que explica que a mediados del siglo XIV el lienzo aparezca en posesión de Godofredo de Charny en Francia. En 1453, la reliquia es cedida a Luis de Saboya, quien la custodia en la capilla de Chambéry (Francia).

En 1532, en concreto el 4 de diciembre, se declara un incendio en la sacristía de la capilla de Chambéry; una gota de metal fundido de la caja de plata que contiene el lienzo atraviesa la tela, la cual es restaurada poco después.

En 1578, la Síndone se transfiere a Turín. 

El 28 de mayo de 1898, el lienzo es fotografiado por primera vez por el abogado Secondo Pia, el cual plasma la imagen en un negativo de cristal para hacer el revelado. Horas más tarde, en su laboratorio, descubre que en ese negativo de cristal aparece definido perfectamente un rostro y el cuerpo con diversas heridas. 
Imagen en positivo (a la izquierda) y en negativo (a la derecha)
Ya en 1983, con la muerte de Umberto de Saboya, la tela pasa a ser propiedad de la Santa Sede por voluntad del testador, quien impuso como condición que permaneciera en Turín.






viernes, 14 de abril de 2017

FALSIFICACIONES IV: Mark Landis

Falsificación  de Landis (arriba) y original de una acuarela de Paul Signac

Mark Landis (Virginia, 1955) es un conocido falsificador de obras de arte que puede presumir de "generosidad".

Al serle diagnosticada una esquizofrenia juvenil, se sometió a una terapia artística, descubriendo su talento para la imitación y copia de pinturas. Desde mediados de los años 80, amparado en una supuesta afición por el coleccionismo, comenzó a ofrecer desinteresadamente obras pictóricas, falsificadas por él mismo, como si de originales se tratasen, donando multitud de cuadros a distintos museos e instituciones. Ni que decir tiene que estos aceptaban las donaciones sin hacer demasiadas preguntas, al poder adquirirlas de manera gratuita.

Pero como todo tiene un límite, en 2008 saltó la sorpresa: en su afán por poblar los museos con sus obras, ofreció copias de la misma obra a diferentes galerías, lo que finalmente destapó el fraude.

Y dado que no había cobrado nada por tales donaciones, no pudo ser juzgado por estafa...

"Obviamente, no es un crimen regalar una pintura a un museo, y me trataron como a la realeza. Una cosa sucedió a la otra, y seguí haciéndolo durante 30 años", se jactaba Landis en una entrevista.

Landis se convirtió en toda una estrella, rodando diversos documentales sobre su vida (ver enlace más abajo). Incluso el 1 de abril de 2012, el Museo de Arte de Cincinnati inauguró una exposición con sus falsificaciones, con Landis como invitado de honor. Dicen las malas lenguas que la fecha elegida para la inauguración (el 1 de abril equivale a nuestro día de los Santos Inocentes en el calendario anglosajón) no fue casual...

https://www.youtube.com/watch?v=CeM4cFmXb3E