viernes, 24 de febrero de 2017

LA GIOCONDA: cuando Mona Lisa perdió su sonrisa

La Gioconda y la ficha policial del autor de su robo
El martes 22 de agosto de 1911 los empleados del Museo del Louvre (París) descubrieron con horror como había desaparecido el que probablemente era el cuadro más emblemático de la pinacoteca, una obra de arte mundialmente conocida y reconocida: su Mona Lisa.

Reconstruyamos la historia: a principios del siglo XX, una mujer acuchilló una obra de Ingres en nombre de un grupo anarquista. Ante tal ataque, el museo decidió blindar algunas de sus obras maestras, protegiéndolas tras unas vitrinas, a cuyos efectos contrató a un grupo de carpinteros, entre los que se encontraba el protagonista de la hazaña, el italiano Vincenzo Peruggia.

La noche del 20 al 21 de agosto de 1911, Peruggia quedó oculto en el interior del museo tras el cierre; al día siguiente, aprovechando que era el día de descanso, descolgó el cuadro, desmontó la tabla del marco y se marchó. Una viñeta de la época reprodujo el proceso:


Los rumores respecto a la autoría del robo se dispararon: la obra había sido robada por un conocido ladrón de arte internacional; fue un robo por encargo de un millonario coleccionista extranjero; incluso se sospechó del poeta Apollinaire y de Picasso, quien fue interrogado al respecto, dada su postura crítica respecto a los museos y al arte académico. Nada más lejos de la realidad; fue Peruggia quien perpetró el robo guiado al parecer por un sentimiento patriótico. En la creencia errónea de que la obra había sido saqueada de Italia por Napoleón Bonaparte (en realidad salió de Italia en 1516 en poder de su autor cuando Leonardo da Vinci se trasladó a trabajar a la corte de París), pretendía la devolución a su patria. A tales efectos, en noviembre de 1913 ofreció su restitución a un anticuario florentino a cambio de una recompensa económica. El anticuario accedió al encuentro, a fin de comprobar la autenticidad del cuadro, al tiempo que puso sobre aviso a la policía, quien detuvo al italiano y recuperó la obra. Peruggia fue condenado a 12 meses y 15 días de prisión, y la Mona Lisa retornó a su emplazamiento original, eso sí, rodeada de un complejo sistema de seguridad.

Cabe añadir que durante el tiempo en que La Gioconda estuvo ausente del Louvre, el museo batió récord de visitas: la gente acudía en tropel a contemplar el hueco en el que debía estar el cuadro...

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