viernes, 6 de enero de 2017

EL BEATO DE LIÉBANA


Beato de Liébana. Siglo X. Museo Obispado Urgell (Lleida)

Se llaman "beatos" a los manuscritos que reproducen la obra escrita por Beato de Liébana en el siglo VIII, el Comentario al Apocalipsis, un texto que tuvo un gran éxito en los siglos posteriores y que fue copiado e ilustrado por distintos monjes. Su nombre procede del monje Beato o Beatus, quien explicó el Apocalipsis en clave profética, interpretando los sucesos de su época como una señal de la llegada del fin del mundo. Esa mentalidad milenarista, tan de boga en la Plena Edad Media, tuvo una enorme repercusión y contribuyó sin duda a la amplia difusión del texto.

Estilísticamente supusieron toda una renovación pictórica, gracias a la incorporación de nuevos colores obtenidos con el uso de pigmentos aglutinados con huevo y miel, y a una representación abstracta del espacio. Como resultado, un dibujo muy expresivo, lineal, que genera formas planas, hieráticas, sin perspectiva. Cuerpos alargados, ocultos tras sus ropajes lineales, en los que destacan los ojos saltones, y unos fondos de escenas de gran intensidad lumínica.

En la actualidad se conservan 31 manuscritos, de los cuales 24 son ilustrados, y constituyen un magnífico ejemplo de los códices miniados mozárabes de época románica.

En 1996, uno de dichos ejemplares fue sustraído del Museo del Obispado de Urgell (Lleida). Dos individuos accedieron al museo en horas de apertura, y mientras uno de ellos inmovilizaba al vigilante de seguridad, el otro se apoderó del manuscrito, saliendo ambos al exterior donde les esperaba un tercer cómplice con el coche en marcha, dirigiéndose hacia el Túnel del Cadí. Según se cuenta, entre los tres no tenían dinero suficiente para abonar el peaje del túnel, por lo que decidieron esconder el botín en un lugar cercano. Dos días más tarde, volvieron al escondite, recuperaron el manuscrito y lo ocultaron nuevamente, esta vez en los alrededores de Tarragona, hasta que unos tres meses después se lo entregaron a la persona que había encargado el robo.

El "cerebro" de la operación decidió entonces -o quizás lo tenía decidido desde el comienzo- alterar el plan inicial, engañando al resto del grupo para aprovecharse en exclusiva de los beneficios, huyendo con el libro a Valencia, donde ocultó el Beato en la consulta de un psiquiatra amigo suyo. Con lo que no contaba el sujeto era con la reacción vengativa de uno de los miembros del grupo, en concreto de su pareja sentimental, la cual, sintiéndose engañada y traicionada, puso los hechos en conocimiento de la Guardia Civil, quien en enero de 1997 consiguió recuperar el manuscrito menos una hoja - arrancada con la finalidad de servir de garantía de autenticidad ante futuros compradores- y detener a toda la banda.

La cosa no acaba aquí: el principal acusado por los hechos fue inicialmente identificado como Félix Ontier, identificación que resultó ser falsa: el verdadero Félix Ontier fue detenido en el aeropuerto de Barajas el año 2000, comprobándose que su identidad había sido usurpada por nuestro protagonista.

El supuesto Félix Ontier (cuya verdadera identidad nunca se descubrió), ingresó en prisión, y aprovechó un permiso de salida para huir. Poco después, tuvo el detalle de remitir desde Brasil una postal "de recuerdo" a las instituciones penitenciarias... Y no se ha vuelto a saber nada de él...

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