sábado, 21 de enero de 2017

EXPOLIO NAZI: los Monuments Men

Monuments Men en las minas de Altaussee, Austria
La invasión nazi de Europa supuso una tragedia por todos conocida. Lo que no es tanto del dominio público es el expolio sistemático que las tropas alemanas llevaron a cabo en los países sometidos, llegando a hacerse con una impresionante colección de obras de arte procedentes tanto de museos e instituciones como de particulares. 

Con la excusa de retirar lo que denominaron "arte degenerado" - sobre todo el arte vanguardista-, o con el pretexto de poner a salvo de los bombardeos aliados las obras de arte, Hitler encomendó al mariscal Hermann Göring el proyecto de saquear todo lo que de valor encontrara a su paso. De esta manera, se hicieron con más de 20.000 obras de arte de Bélgica; 30.000 de Holanda; 100.000 de Francia, y prácticamente el 40% de su patrimonio histórico en el caso de Polonia. Muchas de esas obras (pinturas, esculturas, libros, joyas, etc.) adornaban las mansiones de los jerarcas nazis; otras, fueron vendidas para compensar la imperiosa necesidad de fondos del Tercer Reich. Esto último propició que marchantes con pocos escrúpulos adquirieran obras de arte de las vanguardias por un precio muy inferior al real. 

La mayoría de las obras se vendieron, curiosamente, en Francia: obras de Van Eyck, Velázquez, Goya, Manet, Picasso, Matisse, Renoir, Rubens, Dalí, Van Gogh, Durero, Cranach y un largo etcétera se dispersaron por el mundo. Muchas de ellas fueron adquiridas por particulares o instituciones que las compraron a terceras personas, en ocasiones de buena fe, desconociendo su ilícita -e inmoral- procedencia. 

Un apartado especial merece la incautación de obras de arte en poder de los judíos, desposeídos de todas sus pertenencias y derechos, además de sus vidas. El destino de esas obras incautadas ha sido dispar. En ocasiones, familias enteras sucumbieron en los campos de concentración, por lo que nadie reclamó la devolución de las obras. En otros casos, los supervivientes o sus descendientes no pudieron acreditar su titularidad, al haber perdido todos sus documentos, fotografías, etc. Pero también conocemos algunos casos en los que se ha reivindicado la devolución de las obras, con mejor o peor fortuna.

En 2006, los herederos de Adele Bloch-Bauer interpusieron una demanda contra el estado austriaco reclamando el retrato de la dama, del pintor G. Klimt, incautado en su día por los nazis. Las autoridades austriacas accedieron a su devolución.

En 2011, la Asociación Holandesa de Museos identificó 139 obras de arte supuestamente robadas por los nazis a los judíos entre 1933 y 1945, poniendo a disposición de los afectados una página web a fin de consultarlas y, en su caso, instar su reclamación. Ese mismo año, la policía alemana localizó un escondite en Munich con una colección de cerca de 1500 piezas de Picasso, Matisse, Chagall y otros, atesoradas por Hildebrandt Gurlitt, uno de los esbirros de Hitler encargado de depurar el denominado "arte degenerado". Entre esas obras recuperadas, "Mujer sentada", de Henri Matisse, incautada al marchante francés de arte vanguardista Paul Rosenberg con la entrada de los nazis en París, y restituida tras su aparición a sus herederos.

También en 2014 el estado francés devolvió tres obras que habían sido expoliadas por los nazis a sus legítimos propietarios. Muchas otras reclamaciones están en curso.

En España se tiene constancia de la existencia de dos obras procedentes de dicho expolio, "La familia en metamorfosis" de André Masson, exhibido en el Reina Sofía, institución que adquirió legalmente el cuadro en 1995 y alcanzó un acuerdo privado con los descendientes del dueño original. Y "Rue de Saint Honoré por la tarde", de Camille Pissarro, actualmente en la fundación Thyssen-Bornemisza. En este último caso, el asunto acabó en los tribunales, quienes dieron la razón a la Thyssen frente a los herederos del propietario.

Cierto es que muchas obras fueron recuperadas a finales de la guerra y con posterioridad, gracias entre otros motivos a la creación, en diciembre de 1943, de una comisión denominada Monuments Fine Arts and Archives, compuesta por un reducido grupo de militares con conocimientos históricos y artísticos, encargada de localizar y salvaguardar el patrimonio expoliado por los nazis. Fruto de esa labor, los denominados Monuments Men localizaron, entre otras, las minas de Altaussee, en Austria, una red de 138 túneles repletos de obras de arte. Entre las piezas recuperadas, La Virgen de Brujas de Miguel Ángel, El Astrónomo de Vermeer o El Retablo de Gante de Van Eyck. Muchos otros refugios (iglesias, subterráneos, almacenes) destinados por el Tercer Reich para guardar las piezas expoliadas fueron hallados, lo que sin duda contribuyó a la salvación de las obras, ya que al parecer los soldados alemanes tenían órdenes de destruir todo lo que no pudieran llevarse ante los avances de las tropas aliadas. 



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