Las cuatro versiones de El Grito |
El Grito, del noruego Edvard Munch, es sin duda una de las obras más celebres de la historia del arte, convertida con el tiempo en un icono cultural y reproducida en innumerables ocasiones en todo tipo de objetos y materiales. Existen cuatro versiones del cuadro, la original de 1893, así como una litografía.
Una obra tan conocida no podía pasar desapercibida para los amantes de lo ajeno, quienes en dos ocasiones lograron hacerse con una de las versiones del cuadro.
El 12 de febrero de 1994, un conocido ladrón de arte, Pal Enger, trepó por una escalera hasta la ventana de acceso a la sala de la Galería Nacional de Oslo donde se exhibía la primera versión del cuadro. Según las cámaras de seguridad, tardó exactamente 50 segundos en hacerse con la pieza, e incluso le sobró tiempo para dejar una nota: "Gracias por la falta de seguridad". Y es que el robo resultó demasiado fácil... Unos meses después, tras una petición de rescate al gobierno noruego que no fue atendida (los ladrones solicitaron un millón de dólares), una acción policial conjunta consiguió la recuperación de la obra, la cual fue devuelta a su emplazamiento original. Eso sí, hoy en día las condiciones de seguridad en las que se muestra en la Galería de Oslo son muy distintas...
El 22 de agosto de 2004, una de las dos versiones del cuadro que se exhiben en el Museo Munch de Noruega fue objeto de un robo con intimidación, una figura delictiva poco habitual en el mundo del arte. Varios ladrones encapuchados entraron en el museo en horas de apertura armados con pistolas, haciéndose con la versión de El Grito y con La Madonna, también obra de Munch. El museo esperó una petición de rescate que nunca llegó. Se llegó a ofrecer una rocambolesca recompensa por la recuperación de las obras por parte de la compañía M & M's Dark Chocolate, quien ofreció 2 millones de chocolatinas a cambio de cualquier información, pero solo la confesión de uno de los autores a cambio de una rebaja en la futura condena permitió a la policía noruega la recuperación de las obras en agosto de 2006. Lamentablemente, El Grito había sufrido daños irreparables.
Cabe preguntarse cuál fue el verdadero motivo de ambos robos, ya que al tratarse de una obra tan conocida su venta resulta prácticamente inviable. El propio Enger, una vez detenido, confesó que había tenido escondido el cuadro entre las tablas de la mesa del comedor familiar.
En 2012, El Grito volvió a ser noticia de cabecera en todos los medios de comunicación, si bien en esta ocasión por un motivo distinto. La última versión del cuadro, de 1895, la única que permanecía en manos de un coleccionista privado, fue sacado a subasta y vendido por la friolera de 120 millones de dólares, convirtiéndose en la obra de arte más cara vendida en subasta hasta ese momento.
Con tantas vicisitudes, no es de extrañar que la figura de El Grito se lleve las manos a la cabeza con expresión horrorizada...
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