El Saco de Roma |
Pocas ciudades evocan un pasado de referente cultural y artístico de manera tan contundente como Roma. Y pocas ciudades han sido objeto de tantos saqueos como Roma, ocho ni más ni menos...
Año 387 a. C.: los galos invaden la ciudad, en venganza por la muerte a manos de Quinto Fabio de uno de sus gobernantes. Roma sufre un saqueo generalizado, en el transcurso del cual se destruyen innumerables escritos romanos de la época.
Año 410 d. C.: el ejército visigodo, comandado por Alarico, asalta Roma. El Senado romano ofrece un tributo, a cambio de su retirada, en oro, plata y pimienta, oferta aceptada por los visigodos pero rechazada por el emperador Honorio, lo que motivó una nueva entrada de los invasores, quienes dedicaron tres días y sus tres noches consecutivas a saquear la ciudad. Este acontecimiento quedó grabado en la memoria de todos como un hito destacable en la decadencia del Imperio Romano de Occidente. Los paganos culparon del desastre al abandono de la antigua religión romana a favor del cristianismo.
Año 455 d. C.: en esta ocasión son los vándalos los que amenazan la paz romana. Según los relatos de los cronistas de la época, el Papa León I intercedió ante el cabecilla vándalo, el rey Genserico, para que sus tropas no destruyeran la ciudad ni matasen a sus habitantes, ofreciendo a cambio abrir las puertas de la ciudad en señal de rendición. Los vándalos no cumplieron su palabra, y durante aproximadamente 15 días se dedicaron a una frenética actividad de rapiña.
Año 472 d. C.: las tropas del emperador Ricimero asedian la ciudad y asesinan al emperador Antemio, dando lugar a uno de los saqueos más violentos que se recuerdan.
Año 456 d. C.: los galos, comandados por su rey Totila, asedian la ciudad hasta rendirla por hambre. El saqueo en este caso fue más ordenado. Pero años después Totila capturó nuevamente Roma y, en esta ocasión, el saqueo alcanzó tal punto que la ciudad quedó deshabitada durante más de un mes.
Año 846 d. C.: los piratas sarracenos llegan a Roma tras arrasar otras poblaciones. Al no ser capaces de franquear las murallas de la ciudad, dedicaron sus esfuerzos a destruir y expoliar todo lo que quedaba fuera murallas, como las basílicas de San Pedro y San Pablo, haciéndose con numerosos objetos de liturgia y profanando altares. Dada la conmoción que este saqueo supuso para la población de Roma, ante la importancia religiosa de las basílicas, a finales de siglo se construyeron las Murallas Leoninas, a fin de proteger dichas construcciones.
Año 1084 d. C.: con motivo del intento del Papa Gregorio VII de excomulgar al normando Enrique IV, se inicia una disputa que concluye con la excomunión del propio papa, quien se ve obligado a refugiarse en el Castillo de Sant'Angelo. Los normandos fieles al papa obligan a Enrique IV a abandonar la ciudad. Entre uno y otro episodio, Roma sufre sucesivos saqueos e incendios de sus iglesias.
Año 1527 d. C.: conocido como "Sacco di Roma", tuvo lugar el 6 de mayo de 1527. Las tropas imperiales de Carlos I inclinan la balanza en la contienda entre el Sacro Imperio Romano Germánico y la Liga de Cognac (Milán, Venecia, Francia, Florencia y el Papado). Tras un largo periodo de batallas, las tropas imperiales se quedaron sin fondos para pagar la soldada, lo que motivó un motín por parte de los soldados, obligando al Condestable de Francia (el Duque de Borbón) a dirigirse hacia Roma, donde atacaron las murallas. En el transcurso de la refriega, el Condestable murió, lo que desató el caos entre las tropas, quienes finalmente consiguieron traspasar las murallas. Mientras el Papa Clemente VII permanecía recluido en su castillo sitiado por el ejército imperial, comenzó el que que ha sido considerado el peor de los saqueos de Roma: palacios e iglesias incendiados y pillaje generalizado, incluida la colección artística del Vaticano. Finalmente, el papa se rindió a cambio de un elevado rescate. Algunos autores han querido ver un lado positivo en este último saqueo, que supuso el inicio del fin del Renacimiento romano, y es que la dispersión de las obras de arte romanas por toda Europa propició la expansión de una corriente artística limitada hasta ese momento a una región, algo similar a lo que ocurrió con la toma y saqueo de Constantinopla durante la Cuarta Cruzada en 1204: la llegada a Europa de gran cantidad de obras de arte hizo posible un renovado influjo de la estética bizantina en todo Occidente.
Una curiosidad: el día del inicio del saqueo, el 6 de mayo, las tropas imperiales masacraron a la Guardia Suiza en la escalinata de la Basílica de San Pedro mientras esta intentaba proteger la retirada del Papa al Castillo de Sant'Angelo a través de un pasadizo. En recuerdo de su tragedia y sacrificio, los nuevos reclutas de la Guardia Suiza prestan su juramento cada año en esa fecha.
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